miércoles, 27 de enero de 2010

El rico patrimonio de los orientales



Estamos experimentando un redescubrimiento de los escritores japoneses, liderados por el boom de ventas Haruki Murakami. Es difícil hacer una composición grupal de estos escritores, pero una de las mejores consecuencias de este creciente interés del lector de habla hispana por su obra es que permite, sin dejar de lado a los autores más recientes del Japón, recuperar a sus sorprendentes clásicos.

Dentro de este variado grupo está el que quizá sea --junto a Yukio Mishima-- el autor de mayor relieve y profundidad emotiva entre ellos: Yasunari Kawabata, nacido en 1899 y muerto en 1972 (se cree que por su propia mano).



'País de nieve', una novela delicadísima, hondamente conmovedora a pesar de la (aparente) sencillez de sus recursos, cuenta la relación entre Shimamura, un comerciante de Tokio, y Komako, la casi adolescente 'geisha de balneario' que vive y trabaja en una estación termal perdida en las montañas. El paisaje invernal es más que un simple escenario o contexto en este libro: es un personaje más, que marca el ritmo de este idilio agridulce, señala sus ciclos marcados por las visitas anuales de Shimamura, y envuelve a la pareja en un silencio cada vez más cargado de tensiones, hasta la precipitación del desenlace.

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